Seguro que habéis oído esta frase, especialmente de nuestros padres o abuelos, “en los meses que no tienen ‘r’ es mejor no comer marisco”. ¿Leyenda o realidad? En principio una primera explicación válida hace muchos años era la de que en verano (meses sin “R”) las altas temperaturas impiden la buena conservación del pescado. La explicación más real y que sigue en auge es porque las especies más comunes entran en veda en estos meses.
Es decir, en esta época, debido a la veda, surge la prohibición indefinida o temporal de pescar, que se establece con el fin de proteger a las especies durante su época y lugares de reproducción. El ciclo reproductivo de la mayoría de las especies consideradas como marisco tiene lugar entre los meses de mayo y agosto por lo que las especies pierden peso, la carne se vuelve más blanda y con menos sabor, las hembras desovan y, en general, la calidad del marisco disminuye drásticamente.
Evidentemente no es lo mismo para todas las especies, ya que varía. Por eso, debido a la gran cantidad de especies que podemos encontrar, os dejamos una lista con las mejores opciones para cada estación del año:
– Primavera: Cigalas, almejas y ostras.
– Verano: Mejillones, almejas, navajas, bogavante, langosta, ostras y percebes.
– Otoño: Berberechos, bogavante, langosta, vieiras, zamburiñas y gambas.
– Invierno: Centollo, buey de mar, nécoras, camarones vieiras y almejas.
Pero afortunadamente… estamos en Noviembre, mes con “R”, ¿Nos tomamos una mariscada? ?